jueves, 17 de abril de 2008

¿La justicia española no tiene ni para un servidor?

Sin entrar en mucho detalle en las noticias y su valoración, creo que no soy nada original si digo que he vivido las últimas semanas entre el asco y la sorpresa causados por los terribles sucesos ocurridos en Huelva y Alovera (Guadalajara), y en los que se ha puesto en evidencia el lamentable funcionamiento de la (in)justicia española.

Pero una de las cosas que, como tecnólogo, no logro entender, es cómo puede ser que la información de los juzgados y fuerzas de seguridad no esté centralizada y sincronizada. Comparto al cien por cien la opinión de mi amigo José Esteves, y está claro que la justicia española nunca ha tenido una especial preocupación por la tecnología (no hay más que ver las fotos de los juzgados con legajos y legajos de obsoleto papel acumulados por las esquinas). Y esta situación es aún más chocante cuando la comparas con otras áreas como Hacienda, que funcionan realmente bien y cada vez de forma más eficiente.

He intentado buscar un paralelismo con el mundo empresarial, y creo que he encontrado la respuesta a esa pregunta (más allá de debates sociológicos sobre si los leguleyos tienen especial querencia al papel, tras pasarse años y años pegados a las páginas de libros infumables, que también es un factor a meditar).

Si tomamos por ejemplo una empresa de telecomunicaciones (ADSL, móviles, etc.), todos sabemos lo bien que funcionan los procesos de alta: en cuanto llamas alguien está al otro lado para ofrecerte todas las opciones, cargar los datos, enviarte los contratos, y darte en definitiva la bienvenida como nuevo cliente. Una vez esclavizado, los procesos de facturación también funcionan de manera impecable, y fiel a su cita mensual te llegan las facturas, y los cobros por banco. Esto podría compararse a Hacienda, que impacable dispone de todos tus datos, y no falta nunca a sus citas. Además el servicio de atención al cliente (desde hace unos años) sea online, telefónico o presencial, es impecable. Todo en aras de una mayor eficiencia en el cobro de los dineros del contribuyente.

También todos conoceremos la otra cara de esas empresas: la ejecución del servicio no siempre es la contratada, los servicios técnicos funcionan lentos y sin embargo nada seguros, y darte de baja es uno de los retos más complicados de la vida de un humano en el mundo actual. Las empresas no invierten en ser más eficientes en estos procesos, no tanto al menos como en los de captación de clientes, pues sus criterios de rentabilidad (al menos hasta ahora) no dependen tanto de cuánto se tarda en sustituir un router.

En mi opinión la Justicia tiene mucho que ver con la parte operativa del estado. Nadie ha marcado criterios de eficiencia, realmente a nadie le interesa mucho si un juicio dura 1 o 3 años, si un juez es más o menos eficaz en su juzgado. Y eso ha hecho que los procesos, ya de por sí engorrosos a causa del modelo legal que todos conocemos, se hayan ido dilatando y relajando. Nadie se ha planteado que con un servidor centralizado, y con una inversión no tan grande, se podría disponer de un servicio de justicia en la justicia. Y la centralización de los datos es tan sólo una de las áreas donde se podría mejorar infinitamente con algo de inversión. Como nota irónica, casualmente la recaudación de multas empezó a funcionar bien en cuanto se trasladó el problema a Hacienda, que para embargar las cuentas es única.

La pena es que tengan que pasar cosas como las que hemos vivido para que alguien decida invertir. A buenas horas, mangas verdes.


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